Cuando se decidió repatriar al religioso Manuel García Viejo a España, infectado de ébola, su estado era ya muy grave. Además no había ZMapp, único fármaco que, aunque todavía experimental, se sospecha tenga una cierta eficacia contra la enfermedad. En esas condiciones, las posibilidades de supervivencia del religioso eran prácticamente nulas, como tristemente se demostró en la práctica. Sin embargo el riesgo de contagio era muy alto, a pesar de lo que dicen nuestras autoridades. Y estamos hablando de una epidemia con una tasa de mortalidad altísima y para la cual no hay ningún remedio científicamente probado (el fármaco ZMapp es todavía experimental). Epidemia declarada por la OMS como Emergencia en Salud Publica a nivel mundial. Y existe un riesgo muy alto de contagio, pues la forma de afrontar la respuesta ante la llegada de un paciente infectado, parece más de una película de Torrente que la de un país desarrollado, a juzgar por lo manifestado por la Asociación Madrileña de Enfermería. La carta de un enfermero de esta asociación no tiene desperdicio.
Asociación Madrileña de Enfermería - carta de un enfermero
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